Queremos aprovechar esta ocasión especial para recordarles cómo comenzó nuestra historia de amor, marcada por encuentros mágicos y por una unión que ha resistido inquebrantable el paso del tiempo.

Todo empezó en las posadas decembrinas, donde el destino decidió juntarnos por primera vez. Desde aquel momento, supimos que estábamos destinados a recorrer juntos el camino de la vida. Después de cuatro años de noviazgo, nos dimos cuenta de que nuestra conexión era única y que no podríamos vivir el uno sin el otro. Decidimos dar el gran paso y prometernos amor eterno en el sagrado vínculo del matrimonio.

Nuestra unión ha sido bendecida con tres hijas maravillosas: Lucy, Ingrid y Aimee. Cada una de ellas ha sido la personificación del amor y la alegría en nuestras vidas. Sin duda, nuestros tesoros más preciados y la mayor evidencia de nuestro amor mutuo.

Pero, como todo camino de la vida, también hemos enfrentado dificultades y pérdidas. Hace diez años, despedimos a nuestra querida hija Ingrid, dejando un vacío inmenso en nuestros corazones. A pesar del dolor, hemos encontrado fuerza en nuestra unión y hemos podido mantenernos unidos, apoyándonos mutuamente en los momentos más difíciles. Nuestro amor ha sido un bálsamo que ha sanado nuestras heridas y nos ha dado la esperanza de un futuro mejor.

Hoy, queremos celebrar estos 25 años de amor, unión y perseverancia. Queremos compartir con cada uno de ustedes lo que nuestro matrimonio significa para nosotros, cómo nos hemos sostenido el uno al otro y cómo nuestro amor ha sido capaz de superar todas las adversidades.

Es por eso que los invitamos a unirse a nosotros en esta ocasión especial. Celebremos juntos el amor verdadero, la fortaleza de un matrimonio sólido y el amor eterno que hemos cultivado a lo largo de estos años. Esperamos contar con su presencia y compartir con ustedes momentos inolvidables.

 

Con amor y gratitud,